Revisión médica por Shubha Varma, MD, el 25 de septiembre de 2025
La menopausia es un cambio de vida significativo para las mujeres. Aunque los sofocos y los sudores nocturnos reciben la mayor atención, tus venas también forman parte de la historia. Si has notado várices, arañas vasculares, hinchazón o dolor en las piernas asociados a la menopausia, además de los otros cambios que estás experimentando, no estás sola.
¿Por qué?
Porque, como todo lo demás, tus venas también envejecen.
Suma a esto las experiencias de vida, como los antecedentes familiares de problemas venosos, los embarazos, trabajar de pie todo el día, un estilo de vida sedentario o cargar con exceso de peso (todo lo cual añade presión a las venas sobrecargadas), y no es de extrañar que las venas varicosas afecten a hasta 40 millones de estadounidenses, según la Society of Vascular Surgery.
En este blog encontrarás información clara, práctica y consejos si los problemas venosos se han convertido en parte de tu historia de menopausia.
Consultamos con la Dra. Shubha Varma, especialista en venas de Center for Vein Restoration (CVR) y médica principal en la clínica de venas de CVR en Brooklyn, Nueva York.
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A diferencia de nuestras madres, no tienes que vivir con molestias o con la incomodidad de cómo lucen tus piernas durante y después de la menopausia. Los experimentados médicos especialistas en venas certificados por la junta de Center for Vein Restoration (CVR) ofrecen tratamientos ambulatorios suaves y mínimamente invasivos que alivian el dolor en las piernas, reducen la hinchazón y devuelven la confianza, con poco o ningún tiempo de recuperación. Programa tu consulta hoy y da el primer paso hacia unas piernas más saludables y ligeras.
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La menopausia no se trata solo de sofocos; también cambia la forma en que funcionan tu corazón y tus vasos sanguíneos. Según un estudio reportado por la Biblioteca Nacional de Medicina (NIH), antes de la menopausia, el estrógeno ayuda a mantener los vasos sanguíneos abiertos, equilibra los niveles de colesterol y combate la inflamación. Cuando el estrógeno disminuye, tu corazón y tus venas pierden parte de esa protección.
Este cambio hormonal también explica por qué muchas mujeres notan colesterol más alto, presión arterial en aumento, más grasa abdominal e incluso cambios en el azúcar en sangre después de la menopausia. Estos cambios se acumulan, aumentando el riesgo de enfermedad cardíaca y problemas venosos.
Y no es solo el estrógeno. Las mujeres producen pequeñas cantidades de testosterona, lo cual ayuda a mantener los vasos sanguíneos flexibles y saludables. Después de la menopausia, los niveles de testosterona también disminuyen. Eso significa que las arterias pueden volverse más rígidas, la presión arterial puede subir y el azúcar en sangre se vuelve más difícil de controlar, lo que hace más probable la resistencia a la insulina o incluso la diabetes tipo 2.
¿Suena divertido?
La buena noticia: las elecciones de estilo de vida saludable todavía tienen un impacto poderoso. Comer una dieta equilibrada y saludable para el corazón, mantenerse activa, dejar de fumar y encontrar formas de manejar el estrés protegen tu corazón y tus venas, sin importar la etapa de la vida en la que estés.
Pero si has notado dolor en las piernas, hinchazón o várices, ¡no esperes! Estos son signos de enfermedad venosa. Una rápida visita con un especialista en venas certificado por la junta de Center for Vein Restoration puede ayudarte a entender lo que está pasando y ponerte en el camino hacia el alivio. Programa tu consulta hoy en Center for Vein Restoration y da el primer paso hacia unas piernas más saludables y una vida más saludable.
A medida que comienza la menopausia, tu cuerpo produce menos estrógeno y progesterona. Estas hormonas alguna vez ayudaron a que tus venas se mantuvieran flexibles y saludables. Cuando disminuyen, las paredes de las venas pueden volverse más rígidas o gruesas, y las válvulas que mantienen la sangre fluyendo hacia arriba en tus piernas pueden debilitarse. La sangre puede ralentizarse o acumularse, especialmente en la parte inferior de las piernas. Así es como las várices y arañas vasculares comienzan a aparecer.
La edad también contribuye a los problemas venosos. Las paredes de las venas más envejecidas naturalmente pierden fuerza, y muchas mujeres aumentan de peso o reducen el ejercicio, lo que añade presión a las venas. Con la llegada de la menopausia, estos cambios se suman:
Según ScienceDirect, el 31 por ciento de las mujeres menopáusicas desarrollan várices. Algunas mujeres experimentan síntomas como piernas pesadas o doloridas, mientras que otras simplemente notan cambios venosos en la piel.
Signos que Podrías Notar
Si has notado nuevas várices, arañas vasculares o molestias en las piernas durante la menopausia, ahora es el momento de actuar. Reserva una cita con Center for Vein Restoration y da el primer paso hacia unas piernas más ligeras y saludables, antes de que los síntomas te detengan.
La menopausia afecta muchos sistemas de tu cuerpo, incluidas las venas de tus piernas. Eso no significa que tengas que quedarte con problemas venosos. Puedes tomar medidas que hagan que tus piernas se sientan fuertes, ligeras y saludables nuevamente.
Tú tienes el control. Aquí está cómo actuar:
Muévete y Eleva
El movimiento suave, como caminar o andar en bicicleta, ayuda a que los músculos de la pantorrilla bombeen la sangre hacia arriba. Cuando descanses, intenta elevar las piernas un poco para aliviar la hinchazón.
Usa Medias de Compresión
Estas calcetas ajustadas aprietan suavemente tus piernas, ayudando al flujo sanguíneo hacia arriba y aliviando los síntomas de insuficiencia venosa.
Cuida tu Peso
El exceso de peso puede presionar las venas y ralentizar el flujo sanguíneo. Comer bien y mantenerse activa reducirá esa carga.
Habla con Cuidado sobre la TRH
La Terapia de Reemplazo Hormonal (TRH) puede ayudarte a sentirte mejor, pero algunas formas (especialmente las orales) pueden aumentar el riesgo de coágulos sanguíneos. Las formas cutáneas o vaginales de estrógeno tienden a tener menos riesgos. Comenta las opciones con tu ginecólogo o médico de atención primaria.
Si los cambios en el estilo de vida no son suficientes, tu especialista en venas puede comenzar con un ultrasonido diagnóstico. Esta herramienta de imagen no invasiva se usa para evaluar cómo se mueve la sangre en tus venas y detectar cualquier daño o reflujo. Si hay reflujo (es decir, enfermedad venosa), pueden recomendarse opciones de tratamiento ambulatorio como:
Desde mantenerte activa hasta usar compresión, buscar atención venosa y tomar decisiones hormonales reflexivas, tienes el control. Tus piernas te apoyan todos los días. Ahora tienes la información para ayudarlas a cambio.
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