Los síntomas visuales de la insuficiencia venosa crónica suelen incluir la aparición de venas hinchadas, retorcidas y dilatadas que pueden verse bajo la piel. Suelen aparecer como cordones o venas abultadas y retorcidas de color rojo, azul oscuro o morado, más comúnmente en las piernas, pero también pueden aparecer en otras zonas del cuerpo. Es frecuente la decoloración de la piel alrededor de las venas.
Las venas varicosas visibles y la coloración de la piel pueden resultar antiestéticas o visualmente molestas para algunas personas.
Muchas personas con venas varicosas experimentan esta sensación después de permanecer mucho tiempo de pie o sentadas.
Las personas con venas varicosas pueden tener esta sensación al final del día o tras una actividad prolongada.
En ocasiones, las venas varicosas pueden contribuir al desarrollo o empeoramiento de esta afección, que se caracteriza por una necesidad incontrolable de mover las piernas y otras sensaciones incómodas.
Causada por una afección denominada dermatitis por estasis venosa (también conocida como dermatitis gravitacional, eccema venoso o eccema varicoso), la acumulación de líquido en la parte inferior de las piernas debido a las venas varicosas y otros problemas de circulación ejercen una presión adicional sobre la piel y crean una inflamación cutánea irritante.