Tal vez haya escuchado que "insuficiencia venosa crónica" y "estasis venosa crónica" se usan indistintamente. Eso es porque ambos términos se refieren al mismo trastorno vascular.
La insuficiencia venosa crónica (IVC) se refiere a una serie de afecciones relacionadas con el flujo sanguíneo anormal en las venas de las piernas. Es probable que también haya oído hablar del término "estasis venosa crónica" y se haya preguntado cómo se relaciona con la insuficiencia venosa crónica o si se trata de un diagnóstico médico completamente diferente. En realidad, la insuficiencia venosa crónica y la estasis venosa crónica son dos nombres que se usan indistintamente para la misma afección vascular. En este artículo, nos referiremos a ambos como CVI.
Las arterias y las venas regulan el flujo sanguíneo normal. Las arterias bombean sangre rica en oxígeno desde el corazón a los órganos y tejidos. La sangre desoxigenada regresa al corazón con la ayuda de válvulas en las venas de las piernas. Por varias razones, las válvulas pueden debilitarse, lo que hace que la sangre fluya hacia la vena y provoque CVI. Aunque la CVI se asocia con frecuencia con las venas varicosas, también causa otros problemas vasculares.
Los signos de CVI
Quizás el signo más visible de CVI son las venas varicosas. A medida que la sangre se acumula en las venas, las paredes de las venas se estiran hasta el punto en que aparecen venas varicosas hinchadas y retorcidas en las piernas y los pies. Sin embargo, las venas varicosas no son el único indicio de mala circulación o IVC.
Más allá de las venas que sobresalen, los síntomas de IVC van desde dolor y pesadez en las piernas hasta calambres, particularmente después de estar sentado por períodos prolongados. La CVI también puede provocar cambios en la textura y el color de la piel.
A medida que aumenta la presión arterial dentro de las venas, se revientan pequeños vasos sanguíneos o capilares. Esto provoca descamación, picazón y piel de color marrón rojizo que también es sensible al tacto. A medida que estallan más vasos sanguíneos, los tejidos se inflaman tanto que pueden desarrollarse llagas abiertas. Estas llagas pueden ser difíciles de tratar y pueden provocar una mayor infección.
La CVI también está relacionada con una condición de coagulación conocida como trombosis venosa profunda (TVP). La sangre que fluye lentamente en las venas de las piernas aumenta el riesgo de formación de coágulos. Estos coágulos pueden desprenderse y alojarse en los pulmones. Un coágulo en el pulmón priva a los pulmones de oxígeno, lo que lleva a una embolia pulmonar potencialmente mortal. Después de que se resuelve un coágulo, algunas personas desarrollan CVI o síndrome postrombótico. En algunos casos, los tumores pélvicos o las malformaciones en las venas pueden causar IVC.
Factores de riesgo para CVI
Ciertos factores lo ponen en mayor riesgo de sufrir IVC. Éstos incluyen:
Género. La CVI es más común entre las mujeres debido a los cambios hormonales durante el embarazo y la menopausia. Estas hormonas aumentan el flujo sanguíneo y dilatan las venas, lo que estimula la acumulación de sangre.
Herencia. Si un familiar cercano tiene venas varicosas u otros síntomas de IVC, es más probable que experimente la misma afección debido a la genética.
Peso. El sobrepeso ejerce presión sobre las venas, lo que aumenta la probabilidad de que las válvulas se debiliten y provoquen CVI.
Estilo de vida sedentario. Aquellos que se sientan o permanecen de pie durante muchas horas, o que no tienen una rutina de ejercicio regular, corren el riesgo de desarrollar CVI. Un estilo de vida sedentario dificulta el flujo sanguíneo adecuado, lo que permite que la sangre se estanque dentro de la vena. Incluso sentarse durante un viaje largo en un avión o automóvil puede aumentar el riesgo de IVC.
La edad. A medida que envejecemos, las válvulas de las venas pierden elasticidad. Las válvulas debilitadas no pueden empujar la sangre de regreso al corazón, por lo que la sangre se acumula dentro de las venas.
Diagnóstico y tratamiento de la IVC
Su especialista en venas realizará un examen físico y realizará una ecografía dúplex o vascular para diagnosticar CVI. Durante la ecografía, un dispositivo de mano que se aplica sobre las piernas emite ondas sonoras. Las ondas rebotan en las venas y crean una imagen de cómo fluye la sangre a través de las venas.
La IVC se puede tratar con métodos quirúrgicos y no quirúrgicos. Puede encontrar alivio al usar medias de compresión que apoyan el flujo sanguíneo en las piernas o al elevar las piernas durante 30 minutos al día.
La CVI puede avanzar y convertirse en venas varicosas que son dolorosas y antiestéticas. Afortunadamente, existen procedimientos de oficina mínimamente invasivos que pueden restaurar el flujo sanguíneo adecuado. Estos incluyen escleroterapia, un procedimiento que utiliza una solución segura para cerrar la vena enferma. La ablación térmica endovenosa es otra opción. El calor del láser o las ondas de radiofrecuencia irrita las paredes de las venas, por lo que se sellan. Finalmente, el cuerpo reabsorbe la vena varicosa a medida que la sangre se desvía hacia venas más sanas.
Para las úlceras en las piernas de curación lenta causadas por CVI, una bota Unna envuelve la herida en varias capas de compresión empapadas con un gel de óxido de zinc. Si está infectado, es posible que le receten antibióticos. Si le han diagnosticado TVP o síndrome postrombótico, su médico puede recetarle medicamentos para prevenir otro coágulo.
CVI, o estasis venosa crónica, es una enfermedad progresiva. Sin embargo, los cambios simples en el estilo de vida pueden retrasar o prevenir la afección. Mantener un peso saludable reduce el estrés en sus venas. Del mismo modo, hacer ejercicio con regularidad favorece el flujo sanguíneo adecuado, especialmente cuando se utilizan los músculos de la pantorrilla. Al trabajar los músculos de la pantorrilla durante actividades como andar en bicicleta o caminar, los músculos masajean las venas para ayudar a impulsar la sangre a través de las venas.
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