En las últimas dos décadas, se ha investigado y desarrollado una gran cantidad de tratamientos de reflujo venoso, pero ¿qué enfoque es el adecuado para usted?
En el pasado, un procedimiento quirúrgico invasivo comúnmente conocido como "extracción de venas" era una de las únicas opciones de tratamiento para las personas con venas varicosas o colapsadas. Afortunadamente, los recientes avances tecnológicos prácticamente han eliminado la necesidad de este procedimiento desagradable, con nuevos tratamientos emergentes que son más precisos y menos dolorosos.
Teniendo en cuenta que el primero de estos procedimientos apareció hace unos veinte años, hay un volumen significativo de datos que no solo demuestran su efectividad, sino que grafican la evolución del tratamiento de las venas en los Estados Unidos.
De estos procedimientos desarrollados recientemente, las tecnologías termales tumescentes han existido durante más tiempo. El dispositivo ClosureFast utiliza ondas de radio de alta frecuencia para generar calor, dañar las células de las venas y cerrar venas problemáticas. En jerga médica, se llama ablación por radiofrecuencia (RFA). Este método ha demostrado ser efectivo para mantener cerrado el 90% de las venas problemáticas un año después del procedimiento y el 88% después de cinco años. Una ventaja adicional del dispositivo ClosureFast es la disminución del dolor postoperatorio en comparación con las tecnologías láser.
Las tecnologías de láser endovenoso (ELT) son otra forma de tratamiento térmico para las enfermedades de las venas. Guiado por ultrasonido, este procedimiento mínimamente invasivo es similar al tratamiento RFA anterior, pero usa luz en lugar de ondas de radio para calentar el tejido.
Aunque todavía no está disponible en los Estados Unidos, existe un tercer tipo de tratamiento térmico para la enfermedad de las venas que utiliza vapor. Si bien esta tecnología aún no ha sido aprobada por la FDA, el tratamiento con vapor puede en el futuro tratar las "ramas laterales" de las venas que no se pueden alcanzar a través de otros métodos. El vapor se utiliza para generar calor, lo que daña el revestimiento de las venas y elimina las venas problemáticas.
Los tratamientos no térmicos también son una opción efectiva y, a diferencia de las opciones térmicas, no requieren el uso de anestesia. El dispositivo Clarivein, de hecho, fue inventado específicamente para minimizar la incomodidad del paciente. Esta tecnología no térmica inserta un cable dentro de la vena problemática junto con un esclerosante (un irritante a base de sal), que ayuda a dañar y cerrar las venas objetivo. Este enfoque reduce la hinchazón y disminuye el dolor después del procedimiento.
Otro dispositivo no térmico es VenaSeal, que utiliza pegamento de cianoacrilato para cerrar las venas problemáticas. Este pegamento patentado se mezcla con sangre o plasma y se convierte en un polímero, evitando la hinchazón en la vena. Debido a sus propiedades únicas, el pegamento está clasificado por la FDA como una tecnología médica, en lugar de un medicamento.
Finalmente, el procedimiento Varithena utiliza una microespuma que se transforma de líquido en espuma cuando se mezcla con oxígeno y dióxido de carbono. La espuma está compuesta de partículas de burbujas de tamaño uniforme, que transportan medicamentos irritantes químicos al revestimiento de la vena.
Con tantas técnicas y tácticas emergentes para abordar el reflujo venoso y otros problemas relacionados con las venas, encontrar un tratamiento efectivo nunca ha sido tan fácil. Entre los tratamientos térmicos ampliamente utilizados y las tecnologías alternativas no térmicas que se están desarrollando, las opciones no solo son cada vez más variadas, sino que son cada vez más eficientes y rentables.
En última instancia, la opción de tratamiento adecuada para usted depende en gran medida de los detalles que rodean su condición. Como siempre, debe consultar con un experto para determinar qué tipo de procedimiento se adapta mejor a sus circunstancias únicas: ¡reserve una cita con un especialista en venas hoy mismo!