Revisado médicamente por Omonuwa Adah, MD, BSN, el 5 de octubre de 2025
Las várices no son solo un problema estético. Esas venas abultadas y torcidas que se ven bajo la piel son una señal de que la sangre no está fluyendo adecuadamente por las piernas. Aunque son comunes, especialmente con la edad, no significa que sean inevitables.
La buena noticia es que existen pasos comprobados que puedes seguir para reducir tu riesgo de várices y mantener tus piernas saludables y fuertes. Sigue leyendo para aprender cómo hacerlo.
La mala noticia es que no todos los casos de várices pueden prevenirse, debido a factores que escapan de nuestro control, como los antecedentes familiares, el embarazo y el proceso natural de envejecimiento.
Aun así, con pequeños cambios consistentes en tu estilo de vida, puedes ralentizar su desarrollo o incluso evitar que aparezcan.
Para este blog, consultamos con el Dr. Omonuwa Adah, médica principal en Center for Vein Restoration en Hamilton, Nueva Jersey.
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Las venas transportan sangre de regreso al corazón, y pequeñas válvulas dentro de ellas mantienen la sangre moviéndose en la dirección correcta. Cuando esas válvulas se debilitan o fallan, la sangre se acumula en la vena en lugar de fluir hacia arriba. Con el tiempo, la vena se estira, se tuerce y se vuelve visible bajo la piel, apareciendo como una várice. Esta condición se conoce como insuficiencia venosa crónica (IVC).
De acuerdo con la Biblioteca Nacional de Medicina (NIH), varios factores de riesgo comunes aumentan las probabilidades de desarrollar várices:
Dado que la insuficiencia venosa crónica es progresiva, no mejora por sí sola. Cuanto más tiempo se deje sin tratar, más probable es que cause complicaciones graves. La buena noticia es que la intervención temprana marca la diferencia.
Como el principal proveedor de cuidado venoso del país, CVR ofrece la gama más amplia de tratamientos aprobados por la FDA, realizados por médicos certificados en quienes puedes confiar.
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Para frenar la progresión de las várices antes de que se desarrollen, el movimiento regular es esencial. El ejercicio ayuda a que los músculos de la pantorrilla actúen como una “bomba”, impulsando la sangre de regreso al corazón.
Si tu trabajo te mantiene en un escritorio o de pie todo el día, toma descansos cortos cada hora. Camina a por agua, estira las pantorrillas o flexiona los tobillos para estimular el flujo sanguíneo.
Llevar kilos de más ejerce una presión innecesaria sobre las venas. Incluso una pérdida de peso modesta puede reducir el riesgo de desarrollar várices y mejorar tu salud vascular en general.
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Tu alimentación también importa:
Piensa en tu plato como medicina para tus venas. Las decisiones que tomes cada día tienen un impacto directo en cómo se sentirán tus piernas dentro de algunos años.
La gravedad no siempre es tu aliada cuando se trata de salud venosa. Por eso, elevar las piernas puede ayudar. Cuando los pies están por encima del nivel del corazón, la sangre fluye de regreso más fácilmente.
Prueba descansar con las piernas sobre una almohada al final del día o después de largos períodos sentado. Los pequeños ajustes también son importantes:
Pequeños cambios en la postura pueden contribuir en gran medida a mantener la sangre fluyendo.
Las medias de compresión no son solo para quienes ya tienen várices. También son una herramienta preventiva innovadora, especialmente si tienes mayor riesgo. Estas prendas ajustadas aplican presión suave en las piernas, ayudando a que venas y músculos muevan la sangre de manera más eficiente.
Las medias de compresión modernas son más cómodas y discretas que nunca. Vienen en una variedad de niveles de compresión, por lo que lo mejor es hablar con un especialista en venas para elegir la opción adecuada para ti. Si trabajas muchas horas sentado o de pie, usarlas puede ser una de las maneras más efectivas de prevenir várices.
En Center for Vein Restoration, nuestros médicos certificados pueden ayudarte a determinar si la terapia de compresión es adecuada para ti — y guiarte hacia las mejores opciones para proteger tu salud venosa. Agenda una consulta hoy y da el primer paso hacia unas piernas más fuertes y saludables.⬇️
Varios hábitos diarios pueden apoyar o perjudicar tu salud venosa:
Tu estilo de vida no tiene que ser perfecto, ¡pero los pequeños cambios constantes suman con el tiempo!
A pesar de tus mejores esfuerzos de prevención, las várices pueden aparecer. Eso no significa que te quedes sin opciones. Los tratamientos actuales para las venas son mínimamente invasivos, se realizan en consultorio y requieren poco o ningún tiempo de recuperación.
Si notas hinchazón persistente en las piernas, pesadez o venas abultadas visibles, vale la pena evaluarte con un especialista en venas. Detectar los problemas venosos temprano puede evitar que progresen hacia condiciones más graves, como daño en la piel o úlceras venosas.
Las várices no son simplemente parte del envejecimiento — son una señal de problemas de circulación subyacentes. Aunque no puedes controlar todos los factores de riesgo, sí puedes tomar decisiones hoy que protejan tus piernas a largo plazo. Mantenerte activo, comer equilibradamente, elevar las piernas y usar medias de compresión son formas efectivas de mantener tus venas saludables.
Si te preocupan tus venas, no esperes a que los síntomas empeoren. Los especialistas certificados de Center for Vein Restoration están aquí para ayudarte con diagnósticos avanzados y tratamientos diseñados para restaurar la circulación saludable. Con más de 120 ubicaciones en todo el país, la atención experta siempre está cerca.
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