Revisado médicamente por James Fonger, MD, FRCS, el 23 de julio de 2025
Pocas cosas arruinan una buena noche de sueño más rápido que un dolor repentino en la pantorrilla o el muslo. Si el dolor de piernas te despierta constantemente, no estás solo. Aunque parezca que existen muchas causas, a menudo todas apuntan a un problema común: una mala circulación causada por insuficiencia venosa.
Muchas personas experimentan calambres, dolor o inquietud en las piernas por la noche y asumen que es parte del envejecimiento. Pero la causa real suele estar en la física básica: cuando las válvulas de las venas de las piernas tienen fugas, la sangre puede acumularse en la parte inferior de las piernas mientras estás acostado. Con el tiempo, esto aumenta la presión en las pantorrillas, estira los tejidos circundantes y envía una señal de angustia al cerebro, que desencadena un calambre para contraer el músculo y forzar la sangre de regreso hacia el corazón. La presión disminuye, los síntomas se alivian y vuelves a dormir… hasta que sucede otra vez.
En este blog, el Dr. James Fonger, MD, FRCS, médico principal en el Center for Vein Restoration (CVR) en Lawrenceville, GA, analiza siete de las formas más comunes en que se presenta el dolor de piernas por la noche y explica cómo todas están vinculadas por un problema circulatorio central. Luego describe qué puedes hacer para romper el ciclo y finalmente obtener el sueño (y alivio) que mereces.
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La causa principal —pero más ignorada— del dolor de piernas durante la noche es la inactividad de la bomba muscular de la pantorrilla durante el sueño. Esto es lo que sucede:
Cuando te acuestas a dormir, los músculos de tus pantorrillas no se mueven, por lo que dejan de ayudar a empujar la sangre de regreso al corazón. Si las válvulas en tus venas son defectuosas (un signo de insuficiencia venosa), la sangre comienza a acumularse en la parte inferior de las piernas. A medida que la presión aumenta dentro de las pantorrillas, se estiran los tejidos circundantes y el cerebro interpreta esa presión como un calambre. En respuesta, el cerebro ordena a la pantorrilla que se contraiga, lo que empuja parte de la sangre hacia arriba y alivia la presión. Por eso los calambres pueden despertarte y luego desaparecer una vez que el músculo se contrae.
Lo mismo ocurre cuando estás despierto: la presión se acumula, el cerebro la interpreta como molestia y las piernas se sienten inquietas. Este ciclo impulsado por la presión explica tanto los calambres nocturnos como síntomas diurnos como el síndrome de piernas inquietas. Cuando las venas no pueden bombear sangre de manera eficiente, la presión se acumula y causa molestias.
Aunque la mayoría de los dolores en las piernas no son peligrosos, algunos síntomas requieren atención médica inmediata, incluyendo:
🚨 Hinchazón repentina en una pierna
🚨 Dolor en la pantorrilla con calor o enrojecimiento
🚨 Dificultad para respirar o dolor en el pecho (posible señal de coágulo sanguíneo)
🚨 Úlceras abiertas en la pierna inferior que no cicatrizan
🚨 Entumecimiento o debilidad progresiva
No esperes para buscar respuestas si el dolor persiste o ocurre cada noche. Una visita con tu médico de atención primaria es un buen inicio, pero si los síntomas incluyen hinchazón, venas visibles o pesadez, consultar directamente con un especialista certificado de CVR puede darte respuestas más rápidas.
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Ahora, analicemos otros culpables comunes del dolor nocturno de piernas:
Los calambres musculares son contracciones repentinas y dolorosas en los músculos de las piernas, especialmente en la pantorrilla, que pueden despertarte de un sueño profundo. Estos espasmos ocurren cuando los músculos se contraen y no logran relajarse, durando desde unos segundos hasta varios minutos.
La deshidratación, la fatiga muscular o niveles bajos de minerales como potasio y magnesio suelen ser los culpables. Si has estado de pie o caminando mucho —especialmente en clima cálido— tienes mayor probabilidad de sufrir uno. Asegúrate de beber suficiente agua, estirarte antes de dormir y consumir alimentos como plátanos y vegetales de hoja verde que favorecen la salud muscular.
También conocido como enfermedad de Willis-Ekbom, este síndrome genera sensaciones de hormigueo, cosquilleo o vibración debajo de la piel. La necesidad de mover las piernas alivia temporalmente los síntomas, que suelen comenzar al anochecer y empeorar al estar acostado o quieto, dificultando el sueño.
Aunque los médicos no saben la causa exacta, puede ser hereditario y estar relacionado con bajos niveles de hierro o cambios en los químicos cerebrales. Si presentas síntomas similares, considera reducir la cafeína, hacer ejercicio regularmente y hablar con tu médico sobre tratamientos.
Las várices aparecen cuando las válvulas de las venas dejan de funcionar correctamente. La sangre se acumula en las venas, haciendo que se dilaten. Esto puede provocar dolor, pesadez o ardor, especialmente por la noche o tras largos periodos de pie. Cuando se acompañan de hinchazón y cambios en la piel, se denomina insuficiencia venosa crónica (IVC).
Los síntomas suelen mejorar al elevar las piernas. Las medias de compresión médicas, ejercicios de pantorrilla y tratamientos ambulatorios como la ablación endovenosa pueden restaurar el flujo sanguíneo saludable y aliviar los síntomas nocturnos.
La EAP ocurre cuando las arterias de las piernas se estrechan, dificultando el paso de la sangre a los músculos. Puede provocar dolor, calambres o fatiga en las piernas, incluso en reposo. Algunas personas sienten alivio al colgar las piernas al borde de la cama.
Según el Journal Circulation de la American Heart Association, la EAP está subdiagnosticada porque sus síntomas iniciales imitan el envejecimiento o la fatiga muscular. Ignorarla puede llevar a complicaciones graves, como heridas en los pies que sanan lentamente. Los planes de caminata, una dieta saludable para el corazón y medicamentos que mejoran el flujo sanguíneo ayudan a reducir síntomas nocturnos y mejorar la movilidad diurna.
La TVP es un coágulo de sangre que se forma en una vena profunda de la pierna, usualmente en el muslo o la pantorrilla. Puede causar hinchazón repentina, dolor o sensación de calor. A veces la piel se enrojece o se siente tensa. Es peligrosa porque el coágulo puede viajar a los pulmones y causar una embolia pulmonar (EP), que pone en riesgo la vida.
Estar mucho tiempo sentado (en vuelos largos o tras cirugías) aumenta el riesgo. Si tienes estos síntomas, busca atención médica de inmediato. Los análisis de sangre y ecografías ayudan a detectar el coágulo y los medicamentos lo controlan.
Significa que los nervios en las piernas no están funcionando bien. Esto puede causar sensaciones extrañas como hormigueo, ardor, entumecimiento o dolor agudo, especialmente por la noche. La causa más común es la diabetes, aunque también puede deberse a deficiencias vitamínicas, consumo de alcohol o ciertos medicamentos.
Algunas personas sienten como si sus pies estuvieran fríos o vibrando, aunque no haya contacto físico. Tu médico puede hacer pruebas para determinar la causa. El tratamiento incluye controlar el azúcar en sangre, suplementos vitamínicos o medicamentos que calman las señales nerviosas para mejorar el sueño.
Tus hábitos diarios y algunos medicamentos pueden provocar dolor de piernas por la noche. Estar muchas horas de pie, sentado, o moverse poco puede hacer que las piernas se sientan cansadas y adoloridas. El embarazo también añade presión a las venas y puede causar dolor.
Además, ciertos medicamentos como las estatinas (colesterol) o diuréticos (presión arterial) pueden causar calambres como efecto secundario. ¿Buenas noticias? Cambios pequeños como estar más activo, beber más agua y revisar tus medicamentos con el médico pueden marcar una gran diferencia.
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El dolor de piernas por la noche no solo es frustrante; es una señal de tu cuerpo. Los calambres y el daño nervioso no son exactamente la causa: son síntomas de la acumulación de sangre en las pantorrillas debido a mala circulación. Lo más importante es no ignorar el dolor.
Mereces dormir bien y tener piernas saludables que apoyen tu estilo de vida, sin dolor.
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